Blue Moon Pools
El próspero negocio familiar de Lupe Mariscal demuestra que las personas profesionales hispanas de piscinas pertenecen al corazón de la industria
Translated by Rachael Sine
Cuando se le pregunta sobre Blue Moon Pools, el propietario Lupe Mariscal siempre vuelve al principio, mucho antes de que existiera la empresa e incluso antes de que él tuviera un empleo de tiempo completo.
“Empecé antes de los 15 años,” dice Mariscal. “Iba con mis hermanos que trabajaban para un constructor en el Valle de San Fernando, y aprendí a ser peón y a construir piscinas.” A los 16 o 17 años ya había empezado a trabajar a tiempo completo en la industria de las piscinas.
Esos primeros años sentaron las bases para el liderazgo. A principios de la década de 1980, Mariscal y su hermano se unieron a una empresa llamada entonces All Concrete, donde él llegó a ser gerente. Una década más tarde se mudó a San Diego y empezó a trabajar en una compañía de revestimiento como capataz.
La oportunidad de Blue Moon
El punto de inflexión llegó en el año 2000, cuando Mariscal conoció a Richard Smith, quien había comprado recientemente Blue Moon Pools después de vender su negocio de mantenimiento de piscinas. “Richard compró la compañía junto con un par de camiones y tres empleados, así que Blue Moon era realmente pequeña,” recuerda Mariscal. El negocio estaba teniendo dificultades, y Smith hizo una propuesta audaz: “Decidió ofrecerme el 30% de la empresa si yo lograba hacer crecer el negocio, porque sin alguien como yo, él estaba perdiendo.”
Pero el cambio no llegó fácilmente. “[Smith] dijo que quería que yo dirigiera su negocio, pero a los empleados no les gustó esa idea, y decidieron renunciar.” Mariscal aceptó el reto: “Empecé a capacitar a mis propios ayudantes para que se convirtieran en capataces.”
Convertirse en propietario
Para 2003, la transformación ya estaba tomando forma. Cuando Mariscal se unió, la empresa solo tenía un par de remodelaciones en agenda. Para mantenerla a flote, él se encargaba de las ventas, la producción, la capacitación de nuevos empleados — y con frecuencia del trabajo físico él mismo.
Pronto el negocio comenzó a crecer. Cuando Mariscal le preguntó a Smith cómo estaban las cosas, Smith confirmó que la empresa era rentable. “Me dijo: ‘Te mereces el 30%,’ así que firmó 300 acciones de la compañía, y así fue como me convertí en copropietario de Blue Moon,” cuenta Mariscal.
Ni siquiera la recesión de 2008 frenó el impulso. “Hubo una recesión, pero con Blue Moon, supongo que no la sentimos porque estábamos concentrados en trabajar y en tratar de encontrar la manera de generar negocio,” dice Mariscal.
Después de la muerte de Smith en 2012, Mariscal compró el 70% restante a la esposa de Smith. “Desde entonces, hemos seguido creciendo,” comenta. “En 2012 ya habíamos crecido a 15 empleados, y ahora tenemos más de 35.”
Construyendo con disciplina y calidad
De lo que Mariscal se siente más orgulloso es de hacer las cosas de la manera correcta. Llevar un negocio completamente legítimo no siempre es fácil, admite, pero es un motivo de orgullo. “Todo lo que hacemos aquí en Blue Moon es legítimo, lo cual no es fácil de lograr,” explica. “Puedo estar orgulloso de mí mismo al decirlo en voz alta. Pago todo lo que se necesita — seguros, compensación laboral, todo.”
Más allá de la parte administrativa, Mariscal cree que lo que distingue a Blue Moon es su cultura y la calidad de su trabajo. Habiendo construido la empresa desde cero, ha entrenado personalmente a su equipo con un enfoque en la disciplina, el respeto y la humildad. “Prácticamente comencé la empresa desde abajo, así que todos en la compañía han estado aprendiendo de mí, y una de las cosas que siempre recalco es la buena disciplina,” afirma. Y agrega que también se espera que los empleados muestren aprecio a los clientes: “Mostramos respeto a los propietarios, y les digo [a los empleados] que agradezcan a los propietarios por darnos la oportunidad. Parte de esto es ser humilde.”
Esa misma atención se extiende a las operaciones del negocio. Los procedimientos y la consistencia, tanto en la oficina como en la obra, se tratan con la misma seriedad que la calidad del trabajo. “Nuestros procedimientos en cuadrilla y en oficina son muy importantes,” dice Mariscal. “Hacemos un trabajo de calidad. Hacemos lo mejor que podemos.” También da prioridad al uso de materiales de primera, incluso cuando tienen un costo más alto. “Aunque paguemos más por [materiales de calidad], los seguimos comprando para poder entregar un buen producto,” afirma.
La hija de Mariscal y vicepresidenta de la empresa, Cynthia, dice que el liderazgo y la visión de su padre son los que impulsan la compañía hacia adelante. “Tiene muy buen ojo para los detalles, y siempre está pensando en nuevas ideas,” comenta. “Es muy innovador.”
Servicios y acabados especializados
Blue Moon mantiene cada paso del proceso dentro de la empresa — desde el concreto y el azulejo hasta las renovaciones completas — una estructura que, según Mariscal, garantiza calidad y responsabilidad.
En el área de acabados, señala un diferenciador entre Blue Moon y la competencia. “Somos aplicadores certificados de Wet Edge, y trabajamos con este producto de pulido que prácticamente nadie más está haciendo en mi área,” explica Mariscal.
Esa distinción ha generado una demanda constante. “Seguimos recibiendo llamadas de constructores que nos quieren a nosotros, o cuyos clientes nos piden que vayamos a hacer este tipo de acabado en su piscina,” comenta.
Y todavía hay más colaboración con Wet Edge en camino. “En este momento estoy muy emocionado porque Wet Edge creó colores especiales para nosotros que se llamarán la serie Blue Moon,” dice Mariscal.
Impulsado por la comunidad hispana
Para Mariscal, el éxito también proviene de las personas detrás del trabajo. “Prácticamente el 80% del personal que tengo es latino,” afirma. “Son honestos, bien disciplinados y trabajan en equipo.”
Para quienes esperan construir una carrera, enfatiza lo fundamental. “Primero, hay que establecer una base sólida y empezar a capacitar al personal desde abajo, enseñándoles [a trabajar como si] fuera su propia casa,” dice Mariscal.
El servicio al cliente es otro enfoque clave. “Tenemos que capacitar a la gente en cómo tratar a un cliente,” comenta.
También recomienda aprovechar las oportunidades para aumentar el conocimiento en la industria. “Unirse a programas educativos es muy importante — es la clave del éxito,” asegura.
Ese compromiso va más allá de Blue Moon. Mariscal forma parte del National Plasterers Council (NPC), donde es miembro de la junta directiva y ha participado durante cinco años en el comité de educación.
“Me nombraron presidente de educación hispana para el NPC,” señala. “Vamos a comenzar a impartir clases en español en la Conferencia del NPC. Estamos trabajando en traducir gran parte de la literatura al español y en ver cómo podemos atraer a más personas al programa. El NPC está confiando en mí, así que tengo la esperanza de lograr algo importante.”
Un futuro orientado a la familia
Con Cynthia a cargo de las operaciones y su hija Jessie de regreso en el equipo, Mariscal se siente confiado sobre el futuro. “Ahora, con las dos a mi lado, voy a poder cubrir un poco más con los constructores y hacer crecer la empresa para que tal vez algún día pueda retirarme,” dice entre risas. Cuando llegue ese día, ya tiene claro el plan: “Si alguna vez la vendo, será para ellas.” El crecimiento de la empresa se ilustra mejor con un antes y después contundente. “Cuando Richard compró la compañía, solo tenía nueve trabajos — para todo el año,” recuerda Mariscal. “Y ahora estamos manejando aproximadamente 600 o 700.” El crecimiento, como la empresa, ha sido constante, disciplinado y — como él mismo lo describe — “legítimo.”






